sábado, 29 de enero de 2011

México en el Oscar: Anthony Quinn (Parte 2)




Nacido el 21 de abril de 1915 en Chihuahua, México, Anthony Quinn inició su carrera cinematográfica en Estados Unidos en 1936. En 1937 se casó en segundas nupcias con Katherine De Mille, la hija del consagrado director Cecil B. De Mille, y en 1947 consiguió su nacionalización estadounidense.

Su primera candidatura al Premio de la Academia llegó con la cinta ¡Viva Zapata! (Elia Kazan, 1952), protagonizada por Marlon Brando y Jean Peters, y por increíble que parezca, las votaciones lo favorecieron y se convirtió en el segundo talento latino merecedor de un Oscar, el de Mejor Actor Secundario. El primero había sido el portoriqueño José Ferrer en el rubro de Mejor Actor por su encarnación de Cyrano de Bergerac (Michael Gordon, 1950).

Su segunda nominación fue en la misma candidatura por Sed de Vivir (Lust for Life, Vincente Minnelli, 1956), protagonizada por Kirk Douglas, y nuevamente resultó triunfador a pesar de que su intervención como el pintor “Paul Gauguin” apenas llegaba a los 8 minutos del metraje.

El mexicano estaba en la cima del éxito. Había actuado con grandes aplausos en el teatro, el cine y la televisión. Era estrella de cintas americanas y europeas, producciones intimistas y colosales, filmadas en blanco y negro y en glorioso technicolor y pantalla ancha; fue dirigido por los grandes directores de la época y actuó al lado de las grandes divas del cine italiano.







Su tercera nominación al Oscar llegó demasiado pronto. Al año siguiente de otorgársele su segunda estatuilla fue considerado por vez primera en la categoría de Mejor Actor por su protagonismo en el melodrama Viento Salvaje (Wild is the Wind, George Cukor, 1957), que protagonizaba junto a la ya oscarizada diva italiana Anna Magnani, que también fue nominada como Mejor Actriz por esta cinta. En ella, el actor interpreta a un rudo hombre de negocios hace viajar a su cuñada desde Italia para casarse con ella, una vez muerta su esposa e intenta que la recién llegada se asemeje en lo máximo a la fallecida. Pero las cosas se complican cuando el hijo adoptivo de éste (Anthony Franciosa) se gana el amor de la recién desposada. El filme consiguió otra nominación por Mejor Canción, gracias al bellísimo tema “Wild is the Wind”, de Dimitri Tiomkin y Ned Washington.









Sus competidores a Mejor Actor ese año fueron Marlon Brando por Sayonara (Joshua Logan), Anthony Franciosa por Un Sombrero lleno de Lluvia (A Hatful of Rain, Fred Zinnemann), Charles Laughton por Testigo de Cargo (Witness for the Prosecution, Billy Wilder), pero el que ganó fue el británico Alec Guinness por su encarnación del imbatible coronel “Nicholson” en El Puente sobre el Río Kwai (The Bridge on the River Kwai, David Lean), filme ganador de 7 Oscar, incluyendo Mejor Película y Mejor Director. Anthony Quinn entregó ese año el premio a la Mejor Actriz Secundaria, que fue a parar por vez primera a una actriz japonesa, Miyoshi Umeki, galardonada por el drama romántico Sayonara, nominado a 10 estatuillas.







En 1958, Anthony Quinn dirigió él mismo una nueva versión de la película El Bucanero (The Buccaneer), en la cual había participado en un papel secundario en 1938. Esta vez le dio los papeles principales a Yul Brynner, Claire Bloom, Charles Boyer y Charlton Heston. Esta segunda versión sería su única participación como director de cine, y la cinta fue nominada al Oscar por Mejor Diseño de Vestuario (Edith Head, Ralph Jester y John Jensen).









En 1956 realiza junto a su paisana Katy Jurado Un Revólver Solitario (Man from Del Rio, Harry Horner), como un pistolero fugitivo. Katy sería, a excepción de Quinn, la primera mujer mexicana que consiguió nominación al Oscar, ella en el rubro de Mejor Actriz Secundaria por su participación en Broken Lance (Edward Dmytryk, 1954). Ambos volverían a actuar juntos en Barrabás (Richard Fleischer, 1961), la superproducción italiana basada en la vida del criminal a quien Poncio Pilatos liberó en lugar de Jesucristo, según los evangelios bíblicos; y en Los Hijos de Sánchez (The Children of Sanchez, Hall Bartlett, 1978), coproducción mexico-estadoundense en la que también actúa otra estrella mexicana que fue gran figura en Hollywood, Dolores del Río.










Además interpretó destacados roles en las películas El Retorno del Forajido (The Ride Back, Anthony Ellis, 1957), con William Conrad y Lita Milan; Orquídea Negra (The Black Orchid, Martin Ritt, 1958), con Sophia Loren; El Hombre de las Pistolas de Oro (Warlock, Edward Dmytryk, 1959), western con Richard Widmark, Henry Fonda y Dorothy Malone; El Último Tren de Gun Hill (Last Train from Gun Hill, John Sturges, 1959), de nuevo junto a Kirk Douglas; Los Dientes del Diablo (The Savage Innocents, Nicholas Ray, 1960), historia sobre los esquimales y su forma de vida en los bellos y fríos parajes del Polo, con Yoko Tani y Peter O’Toole; Retrato en Negro (Portrait in Black, Michael Gordon), drama criminal con Lana Turner; y buenos ejemplos del cine bélico como Los Cañones de Navarone (The Guns of Navarone, J. Lee Thompson, 1961), con Gregory Peck y David Niven, y Lawrence de Arabia (Lawrence of Arabia, David Lean, 1962), con Peter O’Toole, Omar Shariff y Alec Guinness.


















En 1962, su matrimonio con Katherine De Mille estaba muy deteriorado y se enamoró de Iolanda (Yolanda) Addolari, una italiana ayudante de vestuario, mientras rodaba como protagonista Barrabás. Se divorció de Katherine y se casó en 1965 con Iolanda. De su matrimonio nacieron tres hijos: Francesco, Lorenzo y Daniele.







En 1964 actúa junto a Ingrid Bergman en la adaptación de la obra La Visita del Rencor (The Visit, Bernhard Wicki), coproducción europea y estadounidense que fue nominada a la Palma de Oro en el Festival de Cannes. Y realizaría el papel que lo marcaría el resto de su vida, en la interpretación del viejo Alexis Zorba en Zorba, el Griego (Alexis Zorbas, 1964), del director chipriota Michael Cacoyannis, papel por el que fue nuevamente nominado al Óscar al Mejor Actor principal. La música del film fue creada por el compositor griego Mikis Theodorakis. Anthony Quinn participó además como coproductor de la película.





Zorba, el Griego es una coproducción entre Estados Unidos, Reino Unido y Grecia, que adapta la novela de Nikos Kazantzakis, y fue nominada a 7 Oscar: Mejor Película, Director, Actor, Guión Adaptado, y ganando por Mejor Fotografía en Blanco y Negro, Dirección de Arte en Blanco y Negro y Mejor Actriz Secundaria (Lila Kedrova). Cuenta la historia de “Basil” (interpretado por Alan Bates), un joven británico que ha heredado una pequeña propiedad en una isla griega. En el viaje conoce a Zorba (Anthony Quinn), un griego de mediana edad lleno de vitalidad e ilusión por la vida. A medida que Basil le va conociendo, se da cuenta de la vida tan insulsa que ha estado llevando, y aprende de Zorba a disfrutar de su existencia... Los competidores al Oscar de Mejor Actor eran ese año, además de Anthony Quinn: Richard Burton y Peter O’Toole por Becket (Peter Glenville), Peter Sellers por Dr. Strangelove (Stanley Kubrick), y Rex Harrison por Mi Bella Dama (My Fair Lady, George Cukor), quien ganó finalmente. Esta sería la cuarta y última nominación de Quinn al Premio de la Academia.










En 1960 es aclamado en la producción teatral de Jean Anouilh "Becket", de Shakespeare, donde comparte con Laurence Olivier. Luego viene "Zorba" representada en los mejores teatros y su internacionalización. Se quedó con las ganas de hacer del Quijote de la Mancha. Y cuando “fue presidente John F. Kennedy me ofreció ser embajador de Estados Unidos en Cuba. Le pregunté si podría declarar todas las cosas que quisiera... y todo quedó en el proyecto.

En los últimos años de la década de 1960 interpretó memorables roles, como por ejemplo, en Las Aventuras de Marco Polo (La Fabuleuse Aventure de Marco Polo, 1965), coproducción europea donde Quinn encarna a Kublai Kahn, el Emperador Mongol de China, y en la que aparecen actores como Horst Buchholz en el papel principal, Omar Shariff y Orson Welles; en Los Cañones de San Sebastián (Henri Verneuil, 1968), coproducción franco-italiana mexicana con Charles Bronson, Sam Jaffe, Silvia Pinal y Jorge Martínez de Hoyos, da vida a un bandido confundido por un clérigo; y a un Papa ficticio en Las Sandalias del Pescador (The Shoes of the Fisherman, Michael Anderson, 1968), con Laurence Olivier, Oskar Werner, John Gielgud y Vittorio De Sica.












En El secreto de Santa Vittoria (Stanley Kramer, 1969) rodada junto a Anna Magnani interpreta a un borrachín, con lo cual lució sus mejores dotes histriónicas, al igual que en el western Los Amigos (Paola Cavara, 1972), donde actuó junto a Franco Nero, y en el cual realiza una interpretación muy convincente como sordomudo. En L’eredita Ferramonti (Mauro Bolognini, 1976), cinta nominada a la Palma de Oro en el Festival de Cannes, actúa junto a Dominique Sanda, y en 1977 interpretó magistralmente a Caifás en la serie de televisión Jesús de Nazaret, de Franco Zefirelli. Ese mismo año interpretó también a Hamza Ibn 'Abd al-Muttalib, el tío de Mahoma, en la película Mahoma, el Mensajero de Dios (The Message), dirigida por el sirio Moustapha Akkad (productor de Halloween, película de John Carpenter), en la que se retrata la vida de Mahoma y los inicios del Islam. Esta película se filmó en Libia y Marruecos. Como dato curioso, Akkad filmó al mismo tiempo una versión en árabe con un elenco árabe para el público arabófono, de modo que se trató de dos películas filmadas a la vez. La película es hoy día muy valorada por los musulmanes, pues se apega fielmente a la historia del profeta Mahoma, siendo la única película de Hollywood hasta hoy que cuenta la verdadera historia de los inicios del Islam.













En la década de 1980 participó en una decena de películas, sin mayor notoriedad, salvo aquella llamada El León del Desierto (Lion of the Desert, Moustapha Akkad, 1981) en la que interpreta magistralmente al líder libio Omar Mukhtar, y en la que actúa junto a Oliver Reed, Irene Papas, Rod Steiger y John Gielgud. En esta época se dedica principalmente a su gran pasión: la pintura y la escultura en bronce y mármol, donde gana dinero en sus exposiciones. Para televisión, realiza el telefilme Onassis: The Richest Man in the World (Waris Hussein, 1988), biografía del magnate griego encarnado por Raul Julia. Quinn interpreta a su padre, Socrates Onassis. Por esta actuación fue nominado al premio Emmy como Mejor Actor Secundario. Ya en 1978 había dado vida a un alter ego de Onassis en El Griego de Oro (The Greek Tycoon, J. Lee Thompson); el guión seguía, con cierta cercanía, lo que fue la historia del armador y sus relaciones sentimentales pero, por temas legales, todos los nombres fueron cambiados. Aún así merece la pena verla para ver a Quinn dando vida a “Theo Tomassis”, un magnate griego que acaba casandose con la viuda (Jacqueline Bisset) de un Presidente americano (al que daba vida James Franciscus).







Luego de 4 nominaciones infructuosas al Globo de Oro, en 1987 le fue concedió el premio especial Cecil B. De Mille a su larga trayectoria. Pero todavía sería nominado una quinta ocasión como Actor de Reparto por su participación en el telefilme Gotti (Robert Harmond, 1996), protagonizado por Armand Assante como un capo de la mafia.








En la década de 1990 actuó en la serie de televisión Hércules, y comenzó a aparecer haciendo “cameos” en varios filmes, es decir, breves apariciones para reforzar el gancho comercial de dichas producciones. Actuó también en una nueva versión para TV de El Viejo y el Mar (The Old Man and the Sea, Jud Taylor, 1990), junto a su hijo Francesco. Ese mismo año aparece junto a los actores Kevin Costner y Madeleine Stowe en el filme Revenge (Tony Scott), en el cual interpreta magistralmente a un marido engañado. Luego en Fiebre Salvaje (Jungle Fever, Spike Lee), con Wesley Snipes, Annabella Sciorra y Samuel L. Jackson, y en 1995 en la coproducción México-Estados Unidos Un Paseo por las Nubes (A Walk in the Clouds, Alfonso Arau), melodrama romántico con Keanu Reeves y Aitana Sánchez-Gijón.











En 1994, en la entrevista a Waldemar Verdugo Fuentes para la revista CARAS, manifestaba lo siguiente:

- Usted ha actuado en más de doscientas películas, ¿podríamos citar algunos directores con los cuales se haya sentido mejor intérprete? - Fue muy alentador trabajar con Elia Kazán; me dirigió en ¡Viva Zapata! y me dio mi primer Oscar. Obtuve otro reconocimiento de la Academia de Hollywood dirigido por Vicente Minelli en Sed de Vivir. También fue buen aprendizaje ser dirigido por Federico Fellini, con el que hicimos La Strada: es una tristeza no haber trabajado nuevamente con él.

- De las actrices con las que ha trabajado, ¿cuál de ellas le ha impresionado en especial? - Con la que siempre volvería a trabajar sería con Irene Papas; hemos hecho juntos ocho películas. Yo creo que Irene se ubica como una de las mejores actrices del mundo, y, por mí, hubiera trabajado más con ella, pero no ha querido filmar mucho en el extranjero. Lo que es una lástima. Yo nunca pierdo la esperanza de volver a trabajar con ella. También me siento muy a gusto con Lyla Kedrova, que me ha acompañado en las giras teatrales que realizo en Estados Unidos con "Zorba", como nos viste en San Diego. Son muchas las grandes actrices que han inspirado mi trabajo.

- Usted nunca se ha declarado satisfecho de su trabajo en televisión, luego de comentar sus incursiones para la pantalla chica ¿a qué se debe? - A que mis participaciones como actor de televisión han sido atroces, los guiones han sido muy débiles, ninguno me ha dejado satisfecho. No conozco a ningún actor que esté satisfecho con su participación en televisión. Yo quiero que lo que he hecho para televisión sea olvidado, borrado de una vez.

- ¿A qué se debe que usted ha filmado tan poco en Latinoamérica? - Es una pregunta para la cual quisiera tener una respuesta precisa. No ha sido por falta de deseo, pues siempre he querido trabajar más con los míos, pero no recibo propuestas; es muy raro que me ofrezcan algo. Extrañamente, en mi carrera de actor han sido muy pocos los guiones que me han enviado compañías latinoamericanas, y no sé a qué atribuirlo.

Soy mexicano nacido en Chihuahua y siempre he esperado guiones de México, de directores latinoamericanos, pero no llegan. Supongo que mi tipo es muy común en nuestros países, entonces no soy cotizable. En Estados Unidos tuve que salvar muchos obstáculos para convencer que podía interpretar roles que no necesariamente fueran de latinos... Al comienzo decían los directores que mi cara no calzaba, que tenían que cambiarle el nombre y la nacionalidad al personaje porque no estaba nunca de acuerdo con mi cara. Tuve que trabajar en Europa, hacer de griego, de turco, de italiano, de francés, de estadunidense, mexicano, árabe, polaco, filipino, español, indio, chino, árabe... en fin, tuve que demostrar que un actor es mucho más que su cara. Aún así, de Latinoamérica no me ofrecen normalmente guiones. Los productores latinoamericanos no recuerdan que existo. Nací en México y como tal formo parte de la comunidad latina, aunque lo olviden. Ciertamente es algo que no entiendo.







En 1997, su matrimonio con Addolari terminó, debido a su propia infidelidad de nueve años y a una relación marital deteriorada. Poco después se casa con su joven secretaria, Kathy Benvin de 31 años de edad, Quinn tenía ya 82 años. De esta relación nacieron dos hijos.






En 1999 actuó en el filme brasileño Mi Viejo (Oriundi, Ricardo Bravo) junto a su hijo Lorenzo, participando además como coproductor. Su último rol fue el de un jefe mafioso en la película El Protector (Avenging Angelo, Martyn Burke, 2002), junto a Sylvester Stallone, Madeleine Stowe y Raoul Bova.








Otras de sus facetas artísticas fueron la escultura, la pintura y el diseño de joyería. Sus obras son apreciadas y valoradas por su calidad. Quinn hizo su primera exposición de esculturas y pintura en diciembre de 1982, en el Center Art Galleries de Honolulu, donde presentó 46 piezas (un oficio creador que ha transmitido como legado a su hijo Lorenzo). Expuso regularmente en otros lugares de Estados Unidos, México y algunos países de Europa. En general su obra plástica fue bien recibida por los críticos, aún cuando él consideró la plástica como su "hobby preferido". Al preguntársele qué lo motivó a la exposición de su obra, comentó: “Fueron los comentarios de Yolanda, mi esposa. Ella siempre ha incentivado mi trabajo de escultor, le gustan mis pinturas porque sabe que son una parte importante de mi vida. Dijo que mi trabajo era tan bueno como el de los artistas modernos, y me decidí a exponerlo.”







Anthony Quinn falleció acompañado de su última esposa e hijos en un hospital de Boston en 2001, a los 86 años, como consecuencia de una grave neumonía contraída después de haber sido sometido a quimioterapia debido a un cáncer de esófago. Sus restos yacen en su finca en California.








A los nueve hijos de sus tres matrimonios, hay que sumar otros cuatro hijos más, que el actor tuvo con otras tres compañeras. En total suman trece sus hijos. Su hijo Lorenzo Quinn heredó su talento como escultor y vive en Barcelona, España. Francesco Quinn se dedicó a la actuación, salió en la portada de Playgirl del ’89 y en otras fotos de paparazzi donde lo tomaron totalmente desnudo metiéndose a una piscina.











Anthony Quinn, es entonces y hasta el momento, el único actor mexicano ganador de 2 Premios Oscar. Casi nada. Y quizá solo algún hispano con físico parecido al del actor pueda volver a repetir una hazaña que parece cada vez más cercana. ¿Saben de quién hablo, verdad?